Cuando Dios decidió que era el momento de la venida de Jesús, de su nacimiento en el mundo. Dios no opto que naciera en una familia rica y poderosa, tampoco decidió que naciera en un gran palacio, ó entre reyes.
Dios, tomo la decisión de que su hijo Jesús nuestro Señor, naciera en un hogar humilde, y en una familia honesta y sencilla.
Y Dios, se fijo y eligió como madre a María, una mujer sencilla, humilde, bondadosa, llena de amor y de misericordia.
Y María sorprendida, con alegría y satisfacción, acepto con un si rotundo y confiado, la voluntad de Dios, de ser la elegida, y la madre de Jesús…
Lo que nos aporta el evangelio sobre María, es suficiente, para conocerla y definirla. El Evangelio nos deja ver a María como una mujer con fortaleza, sencilla, humilde y bondadosa, y a una Madre, llena de amor, caritativa y misericordiosa.
Pero si se quiere conocer mas afondo y mejor a Maria, aparte de escuchar y leer los textos del Evangelio, es necesario caminar en su presencia y a su lado, meditar su ser, su sentir y actuar, a lo largo de su vida, junto a su hijo Jesús, nuestro Señor.
Seguir el ejemplo de Maria, nos enseña en nuestra comunidad cristiana, una manera de convivir con más hermandad, y a trabes de ella, nos lleva a sentir y compartir más amor, a tener más misericordia y a ser más bondadosos.
Maria, nos aporta a todos los cristianos:
Sencillez y humildad.
Sentir, para acoger y compartir.
Amor, para querer y abrazar.
Luz, para llevar e iluminar.
Maria nos da, conocimiento, y riqueza espiritual, y nos induce llevados por el corazón, a actuar en cada momento como ella lo aria, con sencillez, bondad, humildad, misericordia y amor.
La persona de la Virgen Maria, también nos enseña y pone en nosotros, un modelo de vida a seguir, a imitar y a compartir, y nos invita, a sentir y vivir su compromiso de fe, desde el interior de nuestro corazón.
Maria nos lleva también cada día, a vivir de otra manera, a caminar en la fe, a compartir vida y crear familia, con el amor y la bondad que nos ofrece en cada momento su hijo, nuestro señor Jesucristo.
La virgen Maria desde el reino de los cielos, nos ofrece su gloria, su amor y su luz, y mantiene su corazón y sus brazos abiertos, para acogernos con la bondad, la dulzura, el amor y el calor de una buena madre.
Maria, como Madre acogedora, es eslabón humano para todos los seres de este mundo. Ahora Maria, media e intercede ante Dios por todos nosotros y a través de su hijo nuestro Señor Jesucristo, desea que nos acerquemos y conozcamos más, el reino de Dios.
Dios, tomo la decisión de que su hijo Jesús nuestro Señor, naciera en un hogar humilde, y en una familia honesta y sencilla.
Y Dios, se fijo y eligió como madre a María, una mujer sencilla, humilde, bondadosa, llena de amor y de misericordia.
Y María sorprendida, con alegría y satisfacción, acepto con un si rotundo y confiado, la voluntad de Dios, de ser la elegida, y la madre de Jesús…
Lo que nos aporta el evangelio sobre María, es suficiente, para conocerla y definirla. El Evangelio nos deja ver a María como una mujer con fortaleza, sencilla, humilde y bondadosa, y a una Madre, llena de amor, caritativa y misericordiosa.
Pero si se quiere conocer mas afondo y mejor a Maria, aparte de escuchar y leer los textos del Evangelio, es necesario caminar en su presencia y a su lado, meditar su ser, su sentir y actuar, a lo largo de su vida, junto a su hijo Jesús, nuestro Señor.
Seguir el ejemplo de Maria, nos enseña en nuestra comunidad cristiana, una manera de convivir con más hermandad, y a trabes de ella, nos lleva a sentir y compartir más amor, a tener más misericordia y a ser más bondadosos.
Maria, nos aporta a todos los cristianos:
Sencillez y humildad.
Sentir, para acoger y compartir.
Amor, para querer y abrazar.
Luz, para llevar e iluminar.
Maria nos da, conocimiento, y riqueza espiritual, y nos induce llevados por el corazón, a actuar en cada momento como ella lo aria, con sencillez, bondad, humildad, misericordia y amor.
La persona de la Virgen Maria, también nos enseña y pone en nosotros, un modelo de vida a seguir, a imitar y a compartir, y nos invita, a sentir y vivir su compromiso de fe, desde el interior de nuestro corazón.
Maria nos lleva también cada día, a vivir de otra manera, a caminar en la fe, a compartir vida y crear familia, con el amor y la bondad que nos ofrece en cada momento su hijo, nuestro señor Jesucristo.
La virgen Maria desde el reino de los cielos, nos ofrece su gloria, su amor y su luz, y mantiene su corazón y sus brazos abiertos, para acogernos con la bondad, la dulzura, el amor y el calor de una buena madre.
Maria, como Madre acogedora, es eslabón humano para todos los seres de este mundo. Ahora Maria, media e intercede ante Dios por todos nosotros y a través de su hijo nuestro Señor Jesucristo, desea que nos acerquemos y conozcamos más, el reino de Dios.
J. P.
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