domingo, 5 de abril de 2009

DOMINGO DE RAMOS.


Domingo de ramos

Entrada triunfante de Jesús en Jerusalén… camino de su crucifixión.

Jerusalén la ciudad de Dios, donde se comete contra Jesucristo, la mayor injusticia de la humanidad…

Al celebrar cada año el domingo de ramos, nos viene a la memoria y recordamos el gran acontecimiento de la entrada triunfal de Jesús en la ciudad de Jerusalén.

Jesús, a pesar de saber lo que le esperaba, por lo que iba a pasar y lo que tenía que sufrir en la ciudad santa, cumpliendo la voluntad del padre, lo afronta con fortaleza y sigue el camino de la cruz para salvar a la humanidad y, para que se cumplan las escrituras.

Es digno de recordar el gran recibimiento que tubo Jesús por la gran multitud que esperaba con alegría su llegada a Jerusalén. Fue un recibimiento eufórico, de aclamación y de alabanza, un recibimiento de entrega, por parte de la muchedumbre que esperaba a Jesús, unos tendían sus mantos y otros le aclamaban con ramas de olivos a su paso, haciendo honor a su gloria.

Entregados a Jesús, los que le seguían, y los que les esperaban gritaban: ¡Hosanna! bendito el que viene en el nombre del señor;

...Más tarde por el desprecio de aquellos que no creían en Jesús, ni en su palabra, llego la tiniebla a la ciudad Santa de Jerusalén y, esa multitud sin fe, que no acepto quien era, de donde venia y todo aquello bueno que nos ofrecía a toda la humanidad, e ignorantes lo maltrataron, lo condenaron y lo crucificaron…

Ciegos y en tinieblas no quisieron ver que Jesús era en realidad el hijo de Dios, y no entendieron que crucificarle fue inútil, fue un error, e ignoraban aquello que iba a pasar más tarde, su resurrección.

En este hecho Jesús a la llegada a Jerusalén, es esperado por la multitud que le reconoce como el Mesías, el hijo de Dios, y reconociendo su grandeza, y viendo en él al salvador de Israel y del mundo lo aclaman y vitorean con gran ímpetu.

Después Jesús fue rechazado humillado maltratado y crucificado…rechazando a la vez con él, el camino iluminado para una vida con luz… la verdad clara de Jesús para una convivencia en hermandad y sin engaños… una justicia equilibrada… la luz que invade y se sobre pone a las tinieblas… y el amor inigualable de Jesús, amor que acoge, comparte y que acompaña, y además todo aquello que es bueno, para una buena convivencia y para toda la humanidad.

Este acontecimiento, de la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén lo recordamos con gran amor, ofreciéndole a Jesús nuestro corazón, como ciudad Santa, para que habite en él, y reine en el mundo, desde el interior de cada uno de nosotros.

J. P. D.

No hay comentarios:

Publicar un comentario