Vive Jesús el Señor, y desde el reino de los cielos su luz, vuelve con fuerzas a iluminar la tierra.
La noche del sábado en la que los cristianos celebramos la resurrección de Jesucristo, es una noche especial. De nuevo, en la compañía de Jesús resucitado, renovados con gozo y alegría emprendemos la vida, con esperanza, acompañados de su gran amor y llenos de su fuerte luz.
Con Jesús resucitado, el ser angustiado y dolorido de todos los cristianos, se calma y deja de llorar y en el interior de los creyentes en Jesucristo, se gozan los corazones y reina la alegría, Alegría y gozo que se siente al creer con fe, que Cristo vive y que su amor nos llena y su luz nos ilumina.
Con la resurrección de Jesucristo de nuevo nace en el mundo la luz… luz que vence con fuerza las tinieblas y vuelve a iluminar la tierra…
Como creyentes cristianos, sintiendo con fe que Jesús ha resucitado, que vive, y que se encuentra de nuevo entre todos nosotros, debemos sentirnos en paz, con esperanza y llenos de su luz…
Y llenos de la luz de Jesús, siendo lámparas suyas, y manteniendo continuamente su luz encendida, la debemos llevar y ofrecer con fe, amor, e entusiasmo a los demás, y así, poder comunicar y trasmitir su resurrección, que Jesucristo vive, y que avita entre nosotros, ofreciéndonos y dándonos lo mejor, para una vida plena.
Aceptando con fe a Jesucristo resucitado, y teniéndole presente como centro de nuestra vida, sentiremos su gran amor, y caminando junto a el, lo aremos por caminos iluminados, de verdad y de vida.
Aleluya, aleluya, Jesucristo a resucitado, alabemos su gloria, y compartamos como hermanos, el gran amor que él nos ofrece.
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