Dios, Luz que ilumina, Alimento que perdura, Agua que calma la sed, y Sosiego que conforta el Espíritu.
El Amanecer.
Despertar al nuevo día, contemplar el amanecer, presenciar la salida del sol y ver, como con su radiante luz, da vida al nuevo día que nace, iluminando a la vez el mundo…
Iluminado por el nuevo día, elevo la mirada hacia el cielo y doy gracias. Hay esta Dios, iluminándonos y dándonos los buenos días.
Encuentro con la naturaleza.
El nuevo día nos invita a salir de la ciudad, a dejar y alejarse de la rutina diaria, las prisas, el agobio y gozar de un encuentro con la naturaleza… Visitar y contemplar el campo, buscar tranquilidad, hallar sosiego y encontrar paz. Respirar aire puro, escuchar y disfrutar del canto de los pájaros, ver la maravillosa y variedad de la vegetación, contemplar sus abundantes variados y apetitoso frutales…
Agradecido con la mirada en el cielo doy gracias.
Dios nos alimenta.
El agua.
En el encuentro con la naturaleza, no podemos evitar escuchar el sonido y el susurro del agua que despiertan nuestra curiosidad y el deseo de contemplarla.
Vamos a su encuentro, localizando y contemplando ríos, lagos y manantiales, observamos el agua clara, nítida y transparente…
De nuevo mirando al cielo doy gracias. Dios calma nuestra sed.
El atardecer.
Viviendo el día intensamente y contemplando las maravillas de la naturaleza, nos sorprende el atardecer, observamos la puesta del sol, contemplamos como el sol se va ocultando, dejando paso a la noche.
La noche nos ofrece entre otras, poder sentir su silencio, su frescor, la brisa del aire de otra manera y, mirando hacia el cielo, contemplarlo iluminado con la luz de la luna y el resplandor de las estrellas…
Hay esta también Dios, sosegándonos y dispuesto a velar nuestros sueños.
J. P
El Amanecer.
Despertar al nuevo día, contemplar el amanecer, presenciar la salida del sol y ver, como con su radiante luz, da vida al nuevo día que nace, iluminando a la vez el mundo…
Iluminado por el nuevo día, elevo la mirada hacia el cielo y doy gracias. Hay esta Dios, iluminándonos y dándonos los buenos días.
Encuentro con la naturaleza.
El nuevo día nos invita a salir de la ciudad, a dejar y alejarse de la rutina diaria, las prisas, el agobio y gozar de un encuentro con la naturaleza… Visitar y contemplar el campo, buscar tranquilidad, hallar sosiego y encontrar paz. Respirar aire puro, escuchar y disfrutar del canto de los pájaros, ver la maravillosa y variedad de la vegetación, contemplar sus abundantes variados y apetitoso frutales…
Agradecido con la mirada en el cielo doy gracias.
Dios nos alimenta.
El agua.
En el encuentro con la naturaleza, no podemos evitar escuchar el sonido y el susurro del agua que despiertan nuestra curiosidad y el deseo de contemplarla.
Vamos a su encuentro, localizando y contemplando ríos, lagos y manantiales, observamos el agua clara, nítida y transparente…
De nuevo mirando al cielo doy gracias. Dios calma nuestra sed.
El atardecer.
Viviendo el día intensamente y contemplando las maravillas de la naturaleza, nos sorprende el atardecer, observamos la puesta del sol, contemplamos como el sol se va ocultando, dejando paso a la noche.
La noche nos ofrece entre otras, poder sentir su silencio, su frescor, la brisa del aire de otra manera y, mirando hacia el cielo, contemplarlo iluminado con la luz de la luna y el resplandor de las estrellas…
Hay esta también Dios, sosegándonos y dispuesto a velar nuestros sueños.
J. P
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