Señor busco encontrarte, con el deseo de sentir tu presencia y conocerte mejor…
Esto a veces en la ciudad es algo difícil, ya que tu rostro me cuesta verlo con claridad y tu voz me llega algo lejana.
Por eso Señor, hoy al atardecer salgo a tu encuentro, buscando un lugar tranquilo, idóneo, donde poder encontrarte y sentirme cercano a ti…
La luz de la luna, me iluminaba el camino a seguir, caminando en silencio llegue al valle, el frescor de la noche, me permitía percibir el olor de las plantas, la brisa del aire, acariciaba mi rostro…
Camine y subí al monte, todo estaba en silencio, te presentía, allí estábamos solos, tú y yo…
Buscando encontrarte, alce la mirada hacia el cielo y, entre las estrellas, y con la ayuda de la luz de la luna, trataba de localizarte… quería verte, deseaba sentirte, escuchar tu voz, sentirme iluminado con tu maravillosa luz, ofrecerte mi corazón, y llenarme de ti...
En el silencio y con el deseo de encontrarte, la noche avanzaba… yo trataba de localizarte y, en la oscuridad, buscaba encontrar el destello de luz…
Creía que sería posible ya, que el lugar era ideal para nuestro encuentro, la montaña con su naturaleza, el silencio de la noche, la luz de la luna, el resplandor de las estrellas, el cielo y sobre todo el deseo de encontrarte…
En la soledad meditando y queriéndote hallar, la noche pasaba… mi mirada seguía puesta en el cielo y, presintiendo que me observabas, que me escuchabas, te llamaba y permanecía en oración contigo.
Tras una noche de meditación y de oración en tu presencia, los rayos del sol me anunciaban el amanecer, el nuevo día, tenia que volver a la ciudad a casa...
Regresaba en silencio, pensativo, sentía como mi interior y mi corazón estaban serenos, confiado, lleno de paz...
Yo Señor, te seguiré buscando, y te abriré mi corazón, y tú Señor, me ayudaras a encontrarte y encontrándote, me llenaras de tu gran amor.
Y lleno de ti caminaremos Juntos, tú guiarás mis pasos, y caminando junto a ti, me llevaras por los caminos de la luz, de la verdad, del amor y de la vida. ASÍ SEA.
Este blog es un pequeño homenaje a Verónica, una joven que nació, desarrollo y floreció como una rosa, con radiantes y bellos colores, y a sus 19 años, se fue para seguir floreciendo en lo mas alto del universo, dejándonos en nuestro ser su dulce fragancia, que hace que la tengamos presente cada dia en nuestros corazones y que la recordemos, con inmenso cariño. Verónica fue fruto de Dios, vivió sus días con gran fe en Dios, y ahora se encuentra gozando del reino de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario