Esa noche los vecinos de la ciudad de Belén, sin saber ni esperar lo que iba a suceder, descansaban con normalidad en sus casas.
Mientras en un establo, junto a los animales, porque no encontraron alojamiento en la posada, se encontraban instalados, María y José, esperando el momento del nacimiento del niño, de Jesús.
En la oscuridad de la noche, una estrella radiante iluminaba con fuerza el establo y, sus fuertes rayos de luz, Traspasaban las fronteras y anunciaba el gran acontecimiento a los habitantes de la tierra…
¡¡¡ Ha nacido el niño Dios!!! ¡¡¡Ha nacido Jesús!!!
Esa noche fue grande, esa noche en la tierra nació el verdadero amor.
La ciudad de Belén se ilumino.
Desde el cielo, los ángeles y los santos, contemplaron el gran acontecimiento.
Las estrellas vestidas de gala, brillaban con más intensidad.
Los corazones de los hombres se sobre saltaron.
En el mundo nació la luz...
Recordemos y vivamos todos con alegría y con gozo ese momento y, que en esta noche tan especial, recordando el nacimiento de Jesús, su luz llegue e ilumine a los habitantes de toda la tierra y, que nosotros, acogiéndolo en nuestro interior le tengamos presente y le notemos seguir creciendo y desarrollar, en nuestro corazón.
Así sea.
J.P.D.
No hay comentarios:
Publicar un comentario