lunes, 26 de julio de 2010

SALMO.

Te abro Señor, mi corazón para que entres y habites en el.


Señor, al igual que el caudal de las aguas de los ríos, hace camino y avanza, buscando encontrar las inmensas aguas del mar, para unirse y reposar en ellas.


Así Señor, avanza y busca cauces mi ser, para llegar a encontrarte, y en tu presencia gozar de tu inmenso amor.


Señor, como el labrador prepara sus tierras, con esmero y amor, cavándolas y abonándolas, para que la semilla se nutra, crezca y fecunde, y así conseguir buen fruto.


Así Señor, preparo yo mi corazón, para acoger la semilla de tu amor y que día a día fecunde, crezca y se desarrolle en él, y que ese tu fruto, perdure y te identifique.


Señor, como las plantas y árboles necesitan alimentarse de la tierra y del agua, para echar raíces, fortalecerse, crecer, y desarrollar.


Así señor, necesita y busca alimentarse y fortalecerse de ti mi corazón, para crecer en la fe, desarrollar y caminar en tu amor.


Te abro Señor, mi corazón para que entres y habites en el.

J.P.D.

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