Hoy Santo Padre, llamado por ti, he salido a visitarte y, he llegado al templo tu casa, para contemplar tu rostro, sentir tu presencia y abrazarte, y como hijo tuyo, a postrarme junto a ti, llenarme de tu gran amor, sentirme iluminado por los destellos de tu radiante luz, escuchar tu divina palabra, apreciar tus buenos consejos, y junto a mis hermanos en la unidad, sentarme junto a ti a la mesa, y compartir tu pan.
Gracias Señor, por tu calurosa acogida. Gracias por abrazarme y poder compartir estos momentos a tu lado.
Señor:
Amén.
J.P.D.
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